miércoles, 25 de mayo de 2011

Veinte años de Accidents Polipoètics

Albert Lladó
LA VANGUARDIA - 24/05/2011

Rafael Metlikovez y Xavier Theros llevan dos décadas ofreciendo una particular combinación de juegos de palabras, alto ingenio y humor crítico, una poesía que Brossa calificó "de Fiesta Mayor".



Cuando muy poca gente había oído eso de "poesía sonora", Rafael Metlikovez y Xavier Theros – que venían del mundo de la literatura y la performance – se juntaron para formar una pareja que combina el juego de palabras, una alta dosis de ingenio y un humor que no deja de lado la crítica social.

Han pasado 20 años con Accidents Polipoètics. De ellos, Brossa dijo que hacían "poesía de Fiesta Mayor", han actuado en lugares como el George Pompidou de París, y Radio Futura versionó uno de sus míticos temas. Gracias a Yotube, y las redes sociales, algunos de sus poemas – como Van a por nosotros – se han convertido en auténticos "clásicos" del género.Para celebrar este especial aniversario, publicarán dos libros y preparan un espectáculo que sirva de antología. Les invitamos a repasar su carrera en La Vanguardia.

El grupo surge en una época muy especial. ¿Cómo era aquella Barcelona?

Theros: En 1991, Barcelona vivía la fiebre olímpica y se tenía la sensación que el mundillo del arte funcionaba a golpe de subvención. En ese panorama no parecía que la poesía pintara mucha cosa, muy poca gente se acercaba a un recital. Por un lado estaban los poetas de la experiencia, muchos de ellos convertidos en camarilla y que se concedían mutuamente la medalla de poeta, aunque no les hubiese leído casi nadie. Era un ambiente muy elitista, que funcionaba exclusivamente a través de premios literarios y colaboraciones en determinadas publicaciones.

No todo el mundo entendía la poesía así...

Theros: Estábamos una serie de personas que veíamos la poesía como una actividad que necesitaba abrirse a la sociedad. Ahí nos encontramos desde poetas que venían de la experimentación como Jordi Pope, Jesús Lizano, Carles Hac Mor, Josep Ramón Roig y Enric Casasses; a autores que procedíamos del underground, como Macromassa, Xavier Sabater o nosotros mismos. Para entender cómo era aquel momento, baste decir que cuando íbamos a ofrecer un recital a una sala o a un bar la reacción era de estupefacción; hubo incluso quien nos pidió dinero por cedernos su espacio.

Pero, como decís, comenzaba a formarse una auténtica escena underground

Metlikovez: El underground era un bullicio y un no parar. La elefantiasis olímpica generó una reacción reivindicativa de la austeridad que nosotros quisimos aplicar a la poesía, optando por la poesía escénica, que permite un contacto directo con el público, una cercanía y un calor humano difícil de encontrar en propuestas más convencionales. Queríamos ubicarnos en el género chico, popular, accesible, lo que no nos costó mucho al no tener una tradición familiar de artistas que sintiéramos como un listón que superar o una tradición culta que seguir o combatir.

Veníais de la poesía y la perfomance... ¿Tenías algún referente en poesía sonora?

Theros: Mis principales referentes poéticos fueron autores catalanes como Joan Brossa y Salvat Papasseit, los poetas de la Beat Generation, Gómez de la Serna o los recitados trash de los futuristas y los dadaístas. En cierta medida, venía de una época en que todo poeta joven quería ser Allen Ginsberg y escribir Aullido. Pero somos hijos del mass-media, y todo eso se mezclaba con humoristas como Miguel Gila y Jardiel Poncela, con la televisión, el pop y el mundo de la publicidad, que ha sido el ámbito donde se ha saqueado con más vigor el legado de las vanguardias de principios del siglo XX.

Metlikovez: Yo quedé saturado de experimentación con Das Synthetische Mischgewebe, grupo berlinés de performance, ruidismo y música industrial. Hay que tener en cuenta que soy de Canovelles, donde la poesía sonora no goza de gran predicamento. Quizás la mayor influencia fuera la del rumor de los domingos bien temprano, cuando se montaban las paradas del mercado y los vendedores gritaban sus consignas, llenas de humor y seducción, para atraer a la clientela. Auténticas performances poéticas, sonoras y populares.

Joan Brossa llegó a decir que hacíais "poesía de Fiesta Mayor"

Theros: "Poesía de Fiesta Mayor" es un concepto que él ya había utilizado para definir alguna de las ideas que tenía para la poesía. Conocimos a Joan Brossa en el festival Poliphonix de 1997, que ese año le homenajeaba; y durante los dos últimos años de su vida tuvimos bastante relación. De hecho, desde entonces hemos contado en cada estreno con su mujer Pepita, cuya opinión nos ha interesado tanto como la de su marido. Su definición aludía a la necesidad de hacer una poesía alegre, reactiva, capaz de conectar con un público que no tiene porqué concentrarse en un espacio en penumbra.

Metlikovez: De hecho hemos leído en fiestas mayores, un escenario más difícil de lo que parece, donde tienes que poner en juego todos tus recursos actorales, con la particularidad de que no somos actores, para que la gente -que ha salido a pasear con los niños - no salga huyendo a la que se dan cuenta de que se trata de un recital de poesía. Brossa nos recibió en su estudio de la calle Génova, donde pudimos percibir esa mirada pillastre, brillante, esa concepción de la vida y del arte como juego de magia y misterio.

¿Cómo ha evolucionado vuestra puesta en escena durante estos 20 años?

Theros: Nosotros empezamos con una furgoneta llena de material. Cada poema iba serigrafiado sobre un ladrillo, que al terminarlo de leer era roto a martillazos. En otro poema utilizábamos dos bombonas de butano, que llevábamos al hombro mientras recitábamos; una carretilla de albañil, cascos, señales de obras, una lavadora, una puerta de coche, un saco de panecillos... Pero en poco tiempo nos dimos cuenta que tanto material dificultaba nuestros movimientos, y que reduciendo peso nos sentíamos más ligeros. Desde entonces, la sobriedad y el minimalismo ha sido una de las constantes más definidas de nuestro trabajo. Con un porrón, un yoyo, una bocina o un tricornio de plástico conseguimos crear la misma atmósfera.

¿Utilizar elementos cotidianos como escenografía?

Theros: La idea ha sido usar elementos muy cotidianos e identificables por el espectador, dándoles otro uso y convirtiéndolos en parte del mensaje. Los objetos nunca han sido utilizados con la intención de ilustrar, sino con la voluntad de ampliar los significados y darle complejidad al discurso. Menos es más. Por suerte, la poesía es un arte que puede practicarse con una hoja de papel y un lápiz.

Metlikovez: Posiblemente, en nuestros inicios nos parapetábamos tras el atril, las bombonas, la lavadora, los ladrillos... demasiadas interferencias entre nosotros y el público. A medida que tienes menos miedo, vas ganando en tranquilidad, empiezas a podar la puesta en escena de hojarasca, intentando llegar a lo absolutamente imprescindible. Se trataría de llegar a la sencillez aparente de la puesta en escena, pero conservando la complejidad de lo que se transmite. En este sentido, el aforismo sería el súmmum; género que estamos trabajando en la actualidad.

Hoy, aparte de polipoesía, se habla de spoken word, poesía fonética, dub poetry,... ¿Con qué etiqueta os sentís más cómodos?

Theros: Todas esas definiciones responden a distintos momentos de la poesía oral; un género que está en el origen mismo de la poesía. Todo buen poema siempre es una invocación o un sortilegio mágico, que no surte efecto si no se dice en voz alta. Tras un período de dos siglos de ostracismo, en el siglo XX se recuperó la peculiar sensibilidad de la palabra dicha. Primero con la poesía fonética futurista o dadaísta, luego con la poesía sonora europea y el Text/Sound norteamericano. Después llegaría la Performance Party de los beatniks y el Dub Poetry, que se enraizaba con el reagge y el funk. En los ochenta nacería el Spoken Word, que es una especia de cajón de sastre entre poesía, discurso político, conferencia y declamación. Y por último el Slam Poetry (concursos en vivo donde el público puntúa a los rapsodas) y la polipoesía o poesía escénica.

Metlikovez: Hemos actuado en festivales de polipoesía, de poesía, de slam-poetry, de teatro, de performance... y casi siempre hemos tenido la sensación aquella de: "Yo no soy de los vuestros".

Lo que sí parece que os define bien es la utilización del ritmo y el humor. ¿Cómo preparáis un espectáculo? ¿Ensayais como una compañía de teatro convencional?

Theros: No somos actores ni hacemos teatro. Ensayar ensayamos muy poco. Lo que existe entre nosotros es mucha compenetración, visiones similares de lo que es y no es nuestro trabajo, y la voluntad de no aburrirnos haciéndolo. Eso es lo que intentamos transmitir al espectador, lo mucho que disfrutamos nosotros haciendo lo que hacemos. Nuestro método es elemental. Alguien tiene una idea, después nos juntamos, hacemos cambios, retocamos, y cuando un texto nos convence lo probamos ante un auditorio, y si nos gusta lo seguimos leyendo.

Metlikovez: Mi socio y sin embargo amigo es el principal autor de los textos en poesía, así como en las conferencias escénicas vamos a la par. Ensayamos lo justo para que el estreno de un texto tenga pies y cabeza, enseguida sabemos si un texto, su lectura y su puesta en escena nos va a llenar de satisfacción. Los que funcionan en la intimidad suelen funcionar en público, ahí cobran vida propia, se enriquecen, se transforman, toman vuelo.

Los múltiples festivales de poesía que se organizan tienen gran éxito últimamente... ¿Habéis notado este resurgimiento, o el público siempre es el mismo?

Theros: En 20 años hemos pasado de ser un sector creativo que no interesaba a nadie, a vivir una auténtica eclosión de festivales y eventos en los sitios más impensables. Lo mismo puede decirse del público; están los que llevan años, están los que empezaron ayer, y los que te conocen por primera ocasión. Ahora hay muchos jóvenes en esta clase de eventos y la relación con ellos es muy cercana. Una de las cosas que más nos enorgullece es haber contribuido a que un recital de poesía se haya normalizado como opción de ocio. Hace veinte años esto era totalmente impensable.

Metlikovez: El público permanece y al mismo tiempo se regenera. El público más joven no parece tener esa prevención hacia la lectura de poesía, sino que lo vive de forma más natural, como si no tuvieran el lastre de la poesía coñazo que otros hemos tenido que soportar. Se ve también en el desparpajo de los poetas jóvenes, como si no sintieran el peso de la tradición.

Entre otros sitios, habéis sido invitados al centro Georges Pompidou de París. ¿El público europeo está más acostumbrado a este tipo de propuestas?

Theros: El fenómeno es bastante similar en todo el continente. Tanto en Italia, en Holanda o en Alemania se organizan festivales similares a los nuestros, y con gran éxito de público. Quizás la diferencia es que allí los poetas del libro y los poetas fuera del libro están a un mismo nivel de consideración, y comparten espacios y debates. Aquí hay una élite de literatos -consagrados según ellos-, que siguen mirando por encima de la nariz cualquier recital de más de veinte personas; y también una serie de comunicadores y críticos que se manejan mejor con currículums cargados de premios, que con currículums cargados de recitales. Pero eso está cambiando.

Metlikovez: Ya lo decía Unamuno: "Que inventen ellos". O sea, los europeos. No sé si más acostumbrados, lo que es seguro es que muestran un gran respeto y que no tienen ninguna duda de que asisten a un recital de poesía. Aquí a veces da la sensación de que eres un intruso para las élites.

Gracias a Youtube, poemas como Van a por nosotros o Esto no es un poema de amor se han convertido en auténticos clásicos. ¿Cómo ha influido la red en la difusión de vuestro trabajo?

Theros: Nadie podía imaginar en 1991 el impacto de internet. La red ha cambiado nuestra forma de trabajar. Poder intercambiar textos e ideas por correo, contactar con otros poetas o colgar las convocatorias de los recitales ha supuesto un gran salto adelante para nosotros. Aunque lo más importante es el hecho que se ha democratizado el acceso a la cultura. La red nos ha permitido ser conocidos por gente que jamás nos ha visto en directo; nos ha dado la posibilidad de dar información sobre nosotros y sobre nuestras actuaciones, sin pasar por los grandes medios de comunicación.

Metlikovez: Ciertamente. También es verdad que tamaña difusión resta excepcionalidad a la experiencia del directo. La gente mira por Internet quién eres antes de conocerte personalmente, lo cual resta capacidad de sorpresa y misterio. No se puede tener todo.

Las colaboraciones musicales con Luís Auserón, Pascal Comelade y Jaume Sisa, o teatrales con La Fura dels Baus y Sol Picó también han ayudado... ¿Cómo se trabaja con otro creador teniendo un discurso tan particular?

Theros: Desde la individualidad. Siempre hemos dejado muy claro que nosotros sabemos hacer lo que sabemos hacer, y no otra cosa. Nos gusta haber podido colaborar con gente a la que admiramos tanto, pero asumiendo que cada uno hace su parte del camino, que los discursos pueden ser complementarios pero no necesariamente paralelos. Esos trabajos te permiten asomarte al mundo creativo de otras personas y aprender de otras experiencias. Son como regalos que la profesión te va dando con el tiempo.

Metlikovez: Desde el respeto, la sintonía, el disfrute y la riqueza que representa que los caminos se crucen durante un tiempo, aunque breve, intenso.

Para celebrar el aniversario, preparáis dos libros y, en noviembre, estaréis en la nueva sede del Espai Brossa. ¿Qué encontraremos allí?

Theros: En pocas semanas sale a la luz Aforismos, gargarismos y otros ismos, publicado por la editorial Arrebato de Madrid, que es una recopilación de aforismos y textos inéditos de muy corta extensión. Pasado el verano, la editorial valenciana Trashumantes editará Ontología General, donde se recogen todos los poemas y conferencias estrenadas hasta el día de hoy. Ese libro también estará al alcance de aquellos que en noviembre y diciembre se acerquen a vernos en el Espai Brossa. Allí ofreceremos un recital de una hora, compuesto por textos escogidos de todos nuestros espectáculos, aforismos y poemas nuevos; un recorrido por estos veinte años de actividad

Para acabar, y como promete uno de vuestros poemas sonoros, ¿tenéis cuerda para rato?

Theros: ¿Si hemos sobrevivido 20 años, por qué no otros 20?

Metlikovez: Quién sabe lo que nos depara el destino. Como dice otro de nuestros poemas: "Algún día un coche bomba usado, una lata en mal estado, un tubo de pastillas..."

http://www.lavanguardia.com/libros/20110524/54159102627/veinte-anos-de-accidents-polipoetics.html

1 comentario:

Eva dijo...

Hola,
Os he conocido esta semana a traves de Radio 3 y me declaro fan incondicional.
Me gustaria saber donde puedo ver en que ciudades actuais y si por casualidad teneis pensado venir por Zaragoza.
Saludos!
Eva